"Un amor increíble"

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. 1 Juan 4:10En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. 1 Juan 4:10

Queridos hermanos en Cristo:

Pastor Ken Klaus,
Orador The Lutheran Hour
Cristo Para Todas Las Naciones

Una de las primeras cosas que nos viene a la mente cuando pensamos en Dios, es su amor. Ningún ser humano puede amar tanto como Dios. Su amor llega hasta el rincón más lejano del universo. Es casi imposible imaginar cuán maravilloso es.

El amor de Dios supera totalmente el amor natural que un padre tiene por sus hijos. Dios nos ama aún cuando somos rebeldes y obstinados. Cada persona ha heredado una naturaleza pecadora. Eso es lo que hace que el pecado nos resulte tan atractivo. Fíjese la próxima vez que esté con sus amigos, y verá cuán cierto es esto. ¿Alguna vez se han burlado de usted porque no ha querido hacer lo que era correcto? Probablemente no. Pero tanto sus amigos como colegas o compañeros con toda seguridad se van a burlar de usted si se niega a ser cómplice en algo que no es bueno. Es más difícil hacer lo correcto, que dejarse llevar por la mayoría y hacer algo incorrecto.

Por causa de nuestra atracción natural hacia el pecado no somos amigos, sino enemigos de Dios. Sin embargo, Dios nos amó tanto, que sacrificó la vida de su Hijo por nosotros. Pablo dice en Romanos 5: 7-8: «Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.»

Si Dios nos ama tanto que dio a su único Hijo para salvarnos, no hay dudas que nos va a cuidar de todas las formas posibles y se va a encargar de que tengamos todo lo que necesitamos para crecer y madurar tanto física como espiritualmente. Gracias al amor de Dios podemos tener paz aún en medio de dificultades. Dios nos ama perfectamente y nunca permite que suframos, a menos que sea parte de su gran plan para nuestras vidas. Él usa tanto lo bueno como lo malo que experimentamos para hacernos madurar y crecer espiritualmente.

Qué tesoro tenemos en la promesa que Dios nos dio en Juan 3:16: «Porque tanto amó dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna».

ORACIÓN: Padre celestial, gracias por amarnos más de lo que podemos comprender. Gracias por el regalo de la salvación a través de tu Hijo. En su nombre. Amén.

Biografía del autor: Ashraf Fekry tiene 20 años y está estudiando en la universidad de odontología en El Cairo.

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