ALIMENTO DIARIO

  • "Un buen cambio"


  • julio 22, 2009
  • Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir. Apocalipsis 21:4Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir. Apocalipsis 21:4


  • Aun cuando el mundo entero está hablando acerca del fallecimiento de Michael Jackson, me he resistido a decir algo al respecto, y he mantenido silencio también ante el reciente fallecimiento de otros personajes también conocidos.

    Sin embargo, creo que es apropiado decir unas palabras en esta devoción acerca de la muerte.

    Lo que me motivó a hacerlo fueron dos historias que recibí: una es acerca de una niña de dos años en la Florida, a quien su mascota, una víbora pitón de doce pies de largo, la mató. Esa muerte fue totalmente previsible, y nunca debió haber ocurrido.

    La otra historia fue publicada por la agencia de noticias AP el 8 de julio, y dice que un hombre de Nueva Jersey falleció al caer dentro de un caldero lleno de chocolate líquido.

    Indudablemente, la muerte es inminente para todos, pero nunca sabemos cuándo ni cómo nos va a suceder.

    Lo que sí sabemos es que nos va a llegar, como en las historias que acabamos de narrar. La muerte le llega tanto al rico como al pobre, tanto al joven como al viejo. La muerte llega a veces en formas previsibles, y otras veces en formas totalmente imprevisibles..

    Otra cosa que también sé, es que la vida también va a llegar.

    A lo largo de la Biblia, el Señor nos asegura que su gracia, demostrada en la vida prefecta de Jesús, en su muerte inmerecida y en su victoriosa resurrección, nos promete una vida eterna.

    ¿Ha leído bien lo que dice el libro de Apocalipsis? «Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor.»

    ORACIÓN: Querido Jesús, te doy gracias por dar tu vida en la cruz por mí. Gracias a tu sacrificio, un día estaré en el lugar donde no habrá más llantos, ni lamentos ni dolor. Ayúdame para que comparta tu historia de salvación con quienes necesitan escucharla. En tu nombre. Amén.