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ALIMENTO DIARIO
Porque cualquiera que cumpla toda la ley, pero que falle en un solo mandato, ya es culpable de haber fallado en todos. Santiago 2:10Porque cualquiera que cumpla toda la ley, pero que falle en un solo mandato, ya es culpable de haber fallado en todos. Santiago 2:10
Sin lugar a dudas, el viajar en avión generalmente ahorra tiempo.
Generalmente. Porque hay veces en que volar puede convertirse en un gran dolor de cabeza, como la semana pasada, cuando la empresa aérea norteamericana United Airlines tuvo que dejar en tierra todos sus aviones durante horas.
Por supuesto que eso significó que los pasajeros que tenían planeado ir a algún lado, se quedaron donde estaban. Imagínense la frustración de los que tenían que hacer conexión con otros vuelos, o los que estaban apurados por llegar a un bautismo, un casamiento, un funeral, o a estar con un ser querido.
La razón para tal acción fue simple: luego de trabajar durante horas para solucionar el problema, las autoridades informaron que habían arreglado una falla en el sistema de computación.
Así es. Un problema que seguramente les costó muy caro, fue causado por una pequeñísima falla en el programa que permite que las computadoras en tierra se comuniquen con las computadoras de los aviones.
Parece increíble que algo tan inmenso se pueda afectar por algo tan pequeño.
En el texto para hoy, el apóstol Santiago dice que lo mismo sucede a nivel espiritual. Él quiere que comprendamos que aún los pecados más pequeños pueden tener resultados catastróficos. Podemos tratar de ser buenas personas, las mejores personas. Pero, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, igual pecamos.
Es cierto que quizás cometamos la menor de las transgresiones, pero hasta la menor de ellas es capaz de inmovilizar nuestra alma e impedirnos la entrada al cielo.
Es por ello que necesitamos a Jesús. Porque por nosotros mismos somos incapaces de arreglar nuestra situación. La única manera de solucionarla es a través de Jesús. En Belén, en Jerusalén, y a través de toda su vida, Jesús hizo todo lo que era necesario para quitar todas las cosas que nos ataban y ponernos en el camino al cielo.
Ahora, gracias a la fe en el Señor crucificado y resucitado, podemos llegar al destino que Dios creó para nosotros.
ORACIÓN: Señor, hago todo lo posible por vivir de acuerdo a tu voluntad, pero aún así fallo. Gracias por haber enviado a tu Hijo a rescatarme. En él confío. En su nombre. Amén.
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