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ALIMENTO DIARIO
Jesús conocía sus pensamientos, y les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie". Mateo 12:25Jesús conocía sus pensamientos, y les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie". Mateo 12:25
El 16 de junio de 1858, en la ciudad de Springfield, Illinois, Abraham Lincoln dio su discurso sobre «la casa dividida».
La idea no fue suya. Siglos antes, Jesús les había dicho a sus críticos que un reino dividido en poco tiempo queda desolado, y que una familia dividida no se puede mantener en pie por mucho tiempo.
Esto último se hizo realidad en un matrimonio en Cambodia que acaba de terminar su unión de 18 años.
Parte de la sentencia de divorcio exigía que la casa de madera que habían compartido, debía ser partida a la mitad. Y a pesar que los ancianos de la ciudad trataron de convencer a la pareja de que no se divorciaran, eso es lo que sucedió. El esposo buscó a sus familiares, y entre todos cortaron la casa exactamente a la mitad.
Las fotografías muestran una mitad de la casa todavía en el mismo lugar. La otra mitad fue llevada a la casa de los padres del esposo.
La cólera y el rencor de esta pareja y los extremos a los que llegaron sus discusiones han sido motivo de fotografías y risas por todo el mundo.
Quizás sea por eso que, cuando Jesús oró por sus discípulos y por su Iglesia, pidió que todos fueran uno (Juan 17:21ss).
Jesús sabía que el diablo es incansable en sus ataques y que va a hacer todo lo que pueda para tratar de destruir la salvación que él obtuvo a un costo tan alto.
Jesús sabía que el mundo se reiría al ver iglesias divididas por diferencias y riñas tontas.
Jesús sabía que iba a ser difícil para las congregaciones y pastores pelear la buena batalla de la fe si entre ellos mismos se encuentran sus peores enemigos.
Es bueno que prestemos atención a las palabras con que Pablo alienta a Timoteo, y a nosotros también: «… esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad. Pelea la buena batalla de la fe…» (1 Timoteo 6:11b-12a).
ORACIÓN: Querido Señor, hay enemigos a quienes tenemos que desafiar y enfrentar. Envía tu Espíritu Santo para que, unidos por nuestro Salvador y la verdad de tu Palabra, podamos pelear como una comunidad de hermanos redimidos. En el nombre de Jesús. Amén.