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ALIMENTO DIARIO
... la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Romanos 8:3-4... la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Romanos 8:3-4
Los historiadores nos cuentan que mucho antes del tiempo de Jesús, Alejandro Magno y el Rey de Persia eran enemigos.
Un soldado del ejército de Persa pensó que podía escalar posiciones si constantemente criticaba a Alejandro. Finalmente, el monarca Persa llamó al soldado y le dijo: «Amigo, yo te pago para que combatas contra Alejandro, no para que lo condenes».
¿Se ha percatado que la mayoría de las personas pasan más tiempo condenando el pecado en lugar de luchar contra él?
Es sabido por todos que en este mundo hay muchas cosas están mal. Pero, lamentablemente, muchas personas sólo se contentan con quejarse; sólo unas pocas HACEN algo al respecto. Se me ocurre que Dios, así como el Rey de Persia, nos llamaría a su presencia y nos diría: «Amigos, no quiero que sólo se quejen del mal que existe, sino que quiero que luchen contra él».
¿Tiene algún pecado personal, un pecado del cual ha estado hablando, pero sobre el que no ha hecho nada? Si es así, hoy puede ser un buen día para oír a nuestro Señor alentándonos a dejar de hablar y comenzar a pelear.
Cuando Jesús vino a este triste y pecaminoso mundo, lo que hizo fue pelear contra el pecado, la muerte y el diablo. Dios quiere que nosotros también peleemos contra el pecado. Él sabe que oponernos al pecado es más efectivo y mucho más gratificante que quejarnos sobre él.
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, gracias por ganar la batalla espiritual por mí. Te alabo porque has cargado todos mis pecados sobre ti al morir en la cruz. Fortaléceme para que me oponga a todos los pecados que me tientan. En tu nombre. Amén.
De una devoción escrita originalmente para «By the Way»