ALIMENTO DIARIO

  • "¿Y quién es mi prójimo?"


  • marzo 12, 2025
  • En ese momento, un intérprete de la ley se levantó y, para poner a prueba a Jesús, dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» ... Jesús le respondió: «Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones, que le robaron todo lo que tenía y lo hirieron, dejándolo casi muerto. ... Pero un samaritano, que iba de camino, se acercó al hombre y, al verlo, se compadeció de él y le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura y lo llevó a una posada, y cuidó de él. Al otro día, antes de partir, sacó dos monedas, se las dio al dueño de la posada, y le dijo: "Cuídalo. Cuando yo regrese, te pagaré todo lo que hayas gastado de más" (Lucas 10:25, 30, 33-35).


  • En su libro de instrucción cristiana, el teólogo Martín Lutero define al prójimo como cualquier persona que necesita nuestra ayuda, y enseña que amamos a nuestro prójimo cuando hacemos todo lo posible para preservar su vida y velar por su bienestar.

    El pueblo de Dios pensaba que el prójimo era solo una persona cercana, alguien muy próximo a ellos, alguien de su propio pueblo. Esto explica en parte por qué, en los tiempos de Jesús, los judíos no consideraban como prójimos a personas fuera de su comunidad, fueran samaritanos o gentiles. Tenían una definición muy estricta y limitada del prójimo. Jesús cambia esta forma de pensar con la historia del buen samaritano, quien, a diferencia del sacerdote y levita judíos, no escatimó esfuerzos para ayudar al hombre herido que encontró en el camino. Aquí aprendemos que el prójimo es todo aquel a quien nos acercamos con compasión para ayudarle en su necesidad.

    Pero Jesús va más allá y nos enseña que el prójimo no es solo el que recibe la ayuda sino también el que la da. El que tuvo compasión fue el prójimo del moribundo. El samaritano refleja así el carácter de Jesús, el Siervo de Dios, quien, al sanar nuestras heridas, tomar sobre sí nuestros pecados en la cruz y rescatarnos de la muerte, se ha acercado a nosotros con compasión para vendar nuestras heridas y darnos la vida eterna.

    Amado Jesús, llena nuestros corazones con tu compasión para así acercarnos a toda persona que necesita de tu perdón, vida y salvación. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿A qué prójimos te es fácil servir y a cuáles te cuesta servir?
    * ¿De qué maneras ha preservado Jesús tu vida y velado por tu bienestar?

    Profesor Leopoldo Sánchez


    © Copyright 2025 Cristo Para Todas Las Naciones